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Fundación Loyola
Ampliación de edificio administrativo

El Colegio de San Ignacio de Loyola, ocupa una manzana casi entera en pleno centro histórico de la ciudad, junto al mar. El edificio existente, construido en hormigón visto a partir de 1973 por Salvador Fabregas, se asienta sobre las trazas de lo que fue el anterior Colegio de los Jesuitas.

El nuevo edificio administrativo ocupa una pequeña parcela de esta manzana histórica.  Una de sus fachadas se abre al Atlántico, aquí ya  desguarecido y abierto,  y a la principal arteria de tráfico de la ciudad, muy ruidosa y potente (Avenida Alcalde Diaz-Saavedra);  pero, esta misma situación, tan expuesta, permite por otro lado vistas muy directas sobre el argentino mar de naciente.

La otra fachada, a poniente, abre directamente sobre el patio de juegos y deportes de los niños, quienes han de ser salvados de las vistas directas de los usuarios del nuevo edificio; esta circunstancia obligó a la disposición de persianas (de colores intensos) y brise-soleil invertidos en su posición.

El programa se desarrolla en cinco plantas, organizadas con el máximo de contingencia distributiva para permitir futuros cambios. El pavimento es continuo, la estructura de grandes luces, y la tabiquería organizada como un conjunto de cajas frente al resto de los espacios continuos  y abiertos. Los espacios administrativos se organizan así, como “cubículos” en el interior de un contenedor de piel metálica (de zinc) fría. 
 



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Ubicación: Las Palmas de Gran Canaria

Fecha: 2005

Superficie: 4.910 m²

En colaboración con 

Maria Jesus Gonzalez Gonzalez

Cliente: 

Compañía de Jesus

San Ignacio de Loyola

Fotografía: Raquel Carmona Duarte